Columna 3: Inteligencia. (Parte 3) Inteligencia como facultad mental Vs. Inteligencia del corazón
- José Luis Taddei
- 11 feb 2023
- 6 Min. de lectura
Por José Luis Taddei.

Mientras más profundizo en la sabiduría de Salomón, más me sorprendo y comprendo, porqué la gente recorría cientos o miles de kilómetros, en una época donde el único transporte era el camello, para escucharlo.
Si lo que llegó hasta nuestros días de su sabiduría, contenida en los libros de los Proverbios, del Eclesiastés y el Cantar de los Cantares, son sólo unas pinceladas, una pequeña mirada de la profunda sabiduría que había recibido de Dios, ¿qué habrá sido haberlo escuchado hablar por horas?
Aun así, lo que tenemos es extenso, sin embargo, para acceder a ello hay que ir a la profundidad. Esto es como el mar. A cualquiera que le preguntaran si lo conocen, diría que sí. No es así. Se conoce su orilla y superficie, pero no las maravillas de su profundidad donde están todos sus tesoros.
Lo mismo sucede con la sabiduría de Salomón. Para comprender y acceder a lo que ha llegado hasta nuestros días, por medio de la traducción hecha al español, requiere ir a la profundidad, al lenguaje original en que sus libros fueron escritos por la siguiente razón.
Estos se escribieron en hebreo antiguo representado en ideogramas, imágenes gráficas o símbolos que expresan una idea o concepto que no son coincidentes con nuestra escritura, que tienen un significado mucho mayor de sólo una palabra como se tradujo a nuestro idioma; y por lo general, expresan un concepto mucho más amplio.
Es decir, en la traducción, no se muestran enseñanzas esenciales que requerirían de una explicación mucha más amplia, qué si así se hubiera hecho, cada libro tendría un volumen mucho mayor. Esta es la razón por la cual es importante escudriñar las palabras desde el lenguaje original, con el fin de que, llegando a la profundidad, se obtenga una amplia comprensión.

Otro aspecto importante es qué en el lenguaje original, existen ideogramas que en la traducción al español se tradujeron con la misma palabra para todos, pero en hebreo cada una tiene un sentido diferenciado, en comparación con la traducción que se hizo al español. Por ejemplo, escudriñar. Hay ocho palabras distintas que se utilizan en el Antiguo Testamento para referirse a ella.
Un ejemplo lo expliqué en la columna 2 de la sabiduría, cuando escribí sobre la intención. En él analicé un texto de las palabras que dijo el rey David cuando hizo saber, a los principales hombres de Israel, que su hijo Salomón le sucedería en el trono. A Salomón le dijo que reconociera al Dios de su padre, el cual escudriña los corazones.
En esta parte, señalé, que escudriñar tiene como palabra original

otro enfoque totalmente distinto para el caso de lo que estamos escudriñando en este capítulo.
En este, escudriñar, está relacionado con lo que Salomón escribió en el libro de los Proverbios 25:2, cuando dijo: Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo.
Aquí escudriñar viene de la palabra hebrea kjacár חָקַר que significa: penetrar; examinar íntimamente, buscar, descubrir, explorar bien, preguntar. Y el verso completo, analizando sus diferentes palabras desde el lenguaje original, que no las reviso todas para no abundar en este punto, lo comprendo de la siguiente manera:
En el poder de Dios está reservar y esconder el secreto de la materia de la que se habla; pero es honroso y nombrado a realeza, quien penetra, examina íntimamente, busca, pregunta, investiga y lo descubre. Más comprensible, ¿no es cierto?
Por eso escudriñar las enseñanzas de Salomón, como la de los otros escritores de la Biblia, es clave. Requiere involucrarse con el texto para penetrar en lo que el autor quiso decir, examinando íntimamente su conversación, buscando descubrir la profundidad de sus dichos al explorarlos a fondo; y si aún tenemos dudas, preguntar. Esto es lo que nos lleva a una mejor y más profunda comprensión. Esta es la gran diferencia, entre sólo leer y escudriñar.

Las enseñanzas de Salomón muchos las han leído cientos de veces, algunas las han memorizado, pero pocos han comprendido su profundidad, porque no las han escudriñado. No les han enseñado cómo y tampoco tienen las herramientas para hacerlo.
Retomando el tema que nos ocupa, para vivir desde la inteligencia del corazón Salomón, de diferentes maneras, enseñó cómo lograr manifestar los sentimientos y estados emocionales que nos llevan a la paz interior y en general, a un bienestar total; y nos dio la clave cuando escribió:
“…si clamas a la inteligencia y a la prudencia das tu voz; si la buscas como si fuera plata o tesoros, entenderás lo que significa el temor a Dios, y hallarás su conocimiento. Porque Él es quien da la sabiduría, y de su palabra viene el conocimiento y la inteligencia. Pro. 2:3-6.
En esta enseñanza, hay tres aspectos importantes a considerar.
⦁ Hay una invitación a tomar acción en dos puntos: clamar y buscar la inteligencia.
La primera, clamar, viene de cará קָרָא , significa: llamar por nombre, invocar, pedir;
Buscar viene de

Si se observa, su significado es muy similar a escudriñar de kjacár que mencioné antes, con una peculiaridad, no es hacerlo desde el punto de vista intelectual, en estas acciones está involucrado el acto de alabanza y adoración; es decir, requiere hacerlo desde el contexto de la espiritualidad, que no hay que confundir con la religiosidad.
Al inicio del cristianismo, uno de los apóstoles de Jesús dijo: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios. Stg. 1:5. Pero no desde un acto mecánico mental, sino desde nuestra esencia que no pertenece al cuerpo, desde la divinidad que hay en cada uno, desde nuestro espíritu, ligado al espíritu de Dios que está en todo y está en nosotros.
Demanda recordar lo que somos. Porque vivimos tan materializados que olvidamos lo que realmente somos y nos identificamos con nuestra apariencia física, nuestro mundo emocional y mental y con lo que nos rodea.
Esto un día se va a acabar, tiene una fecha de caducidad; pero lo que realmente somos, espíritu, nuestra auténtica naturaleza no tiene fecha de caducidad, porque es infinito y es eterno. En esto profundizaré en el siguiente capítulo.
Entonces, desde nuestro espíritu debemos considerar, primero, literalmente, clamar por la inteligencia y después, tomar acción para buscarla con hambre y sed de aprender.
⦁ Darle prudencia a nuestra voz.
Prudencia viene de la palabra de tobuná que significa: hablar con inteligencia al discutir (en el buen sentido); con entendimiento y pericia al argumentar.
Es una palabra derivada de la raíz bin; que significa: Separar mentalmente o distinguir, atento, comprender, darse cuenta, considerar, discernimiento, entendido, observar, prestar atención, saber, sentir.
En otras palabras, cuando Salomón señala; si a la prudencia dieres tu voz, desde mi perspectiva está diciendo: Si cuando hablas lo haces inteligentemente, distingues tu lenguaje y comprendes la importancia de estar atento a él, lo considerarás con discernimiento para ser entendido, y observarás y prestarás atención a lo que a ti y a otros hacen sentir.
¿Qué dicen las investigaciones actuales sobre esto? El Hearthmath Institute, llevó a cabo un experimento con cientos de participantes. Antes de ejecutarlo, en cada uno midieron la actividad eléctrica del corazón, su ritmo cardiaco mediante un electrocardiograma. Luego les pidieron que durante cierto tiempo generaran con palabras y en su mente sentimientos y emociones positivas de forma intencionada.
Después de eso, monitorearon nuevamente sus ritmos cardíacos y observaron que, comparados con la primera medición, su ritmo se había suavizado y estaba estable como resultado de las emociones que deliberadamente provocaron. También detectaron que estos pensamientos habían cambiado a su favor la información que el corazón enviaba al cerebro.
Salomón, sin contar con tecnología alguna, escribió: Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; pero alegría en el de los que piensan el bien. Pro. 12:20
Esta enseñanza en la forma en que se tradujo al español; no muestra todo lo que dijo él intentó decir desde el lenguaje original.
La palabra engaño en el hebreo original es

Alegría viene de Shimkjá שִׂמְחָה cuyo significado es alegre, jovial, deleite, placer; y finalmente tenemos bien, del original

y Shalom es en derivado de shalám שָׁלַם que significa, ser y estar seguro en mente, cuerpo o estado.
Desde sus raíces lo que Salomón dijo fue: Se defraudan, se traicionan los que piensan en adversidad, aflicción, calamidad, desastre o infortunio, (es decir, los que piensan con emociones negativas derivadas de sus preocupaciones); pero hay alegría, jovialidad y placer; en los que piensan en bienestar, salud y prosperidad, y están seguros en mente, cuerpo y estado emocional.
Hoy, científicamente, a través de las neurociencias, se ha comprobado como las palabras y pensamientos positivos, además de regular el ritmo cardiaco, tienen un impacto en el cerebro, comprobando lo que Salomón sabía y por lo que exhortaba a ser prudentes con las palabras que pronunciamos.
⦁ Lo que significa el temor a Dios.
En vista de la armonía que existe en el cosmos, yo con mi humilde mente soy capaz de reconocer que me sorprende que aún haya gente diciendo que no hay un Dios. Albert Einstein (1879-1955)
La palabra temor, como fue traducida al español, viene de la palabra yirá יִרְאָה, que significa reverencia. La reverencia es una actitud de profundo respeto y amor a Dios, en homenaje a su grandiosidad y realeza.
Este punto merece una amplia consideración, por lo que veremos en el siguiente capítulo.
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