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Columna 2 de la Sabiduría: INTENCIÓN. LA LLAVE QUE TE LLEVA A CONSEGUIR TODO LO QUE CREES.

Por José Luis Taddei.

A todos, en cierto momento, nos viene a la mente proyectos que nos gustaría realizar, o experiencias de vida que nos gustaría vivir. Desde estar con plena salud y libres de padecimientos, sin deudas y con seguridad económica, con un patrimonio sólido, dar a los hijos educación de calidad, viajar a algún distante lugar, o contribuir con nuestra familia o con algún proyecto a la vida de otros.


En esto hay sabiduría porque son deseos legítimos, sin embargo, estos resultados deben producirse en el interior, antes de que se conviertan en una realidad en el exterior. El fruto en el árbol proviene de la raíz que surgió de la semilla. Es la raíz la que alimenta los frutos. Lo no visible, genera lo visible.


¿Y qué es lo que está en nuestro interior? Nuestro espíritu que está conectado a nuestra Fuente, conectado con Dios, seas consciente de ello o no. En nuestra Fuente, siempre hay una intención latente de proveer amor, sabiduría, abundancia, paz y plenitud. Por lo tanto, vivir con intención desde el contexto de la sabiduría, es vivir en armonía con la Fuente, teniendo estos beneficios.


La intención, segunda columna de la sabiduría, es el poder que mueve las energías invisibles en el universo qué fueron creadas por Dios; y están a nuestro alrededor, para que con inteligencia y sabiduría hagamos uso de ellas a nuestro favor.


El sabio rey Salomón en su Libro de los Proverbios, insiste una y otra vez sobre la importancia y adquisición de sabiduría. Él dice: Aplica tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras de sabiduría (Pro. 23:12). Luego reitera: Compra la verdad y no la vendas; la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia (Vr. 23).


Puso énfasis en esto, porque sabía que la sabiduría lleva a la profundidad del conocimiento sobre cómo funciona la vida, a la comprensión de como se ha creado todo, como se sigue creando y por qué.


Por su profundo conocimiento de los principios que rigen el universo, en otro de sus libros, señaló: Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Ec. 11:5. Es decir, no sabes la manera en que se construyen, crean, manifiestan, producen o se tejen las cosas, otros significados de hacer en su lenguaje original.


El rey David también conocedor de estos principios, cuando hizo saber a los principales hombres de Israel que su hijo Salomón le sucedería en el trono, hizo ver algo trascendente al final de su discurso. Él dijo: Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Dios escudriña los corazones de todos, y entiende todo INTENTO de los pensamientos.1 Crónicas 28:9


De esta exhortación del rey David subrayo cinco palabras, de las que sólo es posible comprender su profundo significado, escudriñando los ideogramas en que fueron escritas en el lenguaje original.


La primera es escudriñar.

Luego está corazón, palabra que viene de

Posteriormente está Entender, la cual viene de

La palabra intento, viene de

Y finalmente está la palabra pensamiento, cuyo original es

Parafraseando lo que el rey David le dijo a Salomón, dice así: Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto (significa completo; es decir al 100%) y con ánimo voluntario, porque Dios acuerda y procura los deseos o propósitos; de todos y le presta atención a lo que concebido en el pensamiento como un plan (MALO O BUENO) diseñan.


Detén la lectura. Lee de nuevo lo que dijo el Rey David y lo que las palabras subrayadas significan. Si lo comprendes, serás consciente del poder que tus pensamientos tienen por la intención que siempre está presente en ellos, que luego, conviertes en lenguaje.


Considéralo desde esta perspectiva. ¿Qué forma toma el agua que no está contenida en un receptáculo? Ninguna. Sólo formas indefinidas como lluvia, vapor, rocío o nieve. Pero cuando el agua es puesta en un recipiente, en un depósito, ésta toma la forma de la vasija que la contiene.


Igualmente, en la forma que hemos construido nuestro recipiente, nuestra mente, diseñamos y creamos pensamientos, malos o buenos, consciente o inconscientemente; que, influidos por ellos, posteriormente dan intencionalidad a nuestras acciones.


Como Salomón lo sabía, escribió: Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; pero alegría en el de los que piensan el bien. Ninguna adversidad acontecerá al justo (el que no está contaminado en su lenguaje); pero los impíos (los que hablan y declaran de manera equivocada) serán colmados de males. Pro. 12:20-22


Tal como lo describe, la intención no es algo que ejecutamos, sino un poder con el que nos conectamos a través de nuestros pensamientos, para bien o para mal. Muchos no son conscientes de esto y es la razón por la qué les suceden “cosas malas”.


Desconocen que fuimos creados con un “mecanismo” que funciona de manera automática, el pensamiento, el cual la gran mayoría no ha aprendido a utilizar y cuya función, es crear. Al no saberlo utilizar, las intenciones que ponen en él son inconscientes, creando muchas veces para ellos lo que no quieren.


Salomón vuelve a repetirlo: ¿No yerran los que piensan el mal? Misericordia (Significa bondad y amor en su raíz) y verdad (que significa estabilidad y seguridad) alcanzarán los que piensan el bien. Pro. 14:22


La palabra mal, que en el lenguaje original viene de rah. Significa: adversidad, aflicción, agravio, calamidad, desastre, destrucción, difícil, doloroso, duro, fastidioso, infortunio, malestar, penoso, quebrantamiento, tristeza.


Mientras que bien, que viene de

Shalóm es un derivado de la raíz shalám שָׁלַם que significa: ser y estar seguro en mente, cuerpo o estado.


¿Lo puedes observar? Primero es el pensamiento, después las palabras y finalmente la realidad. El libro de Hebreos dice que, el universo fue hecho por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. (11:3)


Igual sucede en nosotros. Porque en el pensamiento que no se ve, siempre hay una intención permanente, durante los miles de maquinaciones que se hacen a lo largo del día; que luego, se ven manifestadas en nuestros cuerpos, nuestras emociones y nuestras circunstancias.


Por ejemplo. Hay quien cree que no puede sanar de sus enfermedades o resentimientos, ser feliz o tener abundancia. Está convencida o convencido de que está en la edad de los achaques, de que pobre siempre ha de ser, de su incapacidad o de sus sentimientos de insuficiencia. Sus creencias lo hacen sentir tal como piensan. Porque, como el hombre piensa en su corazón así es él. Pro. 23:7. Nos convertimos en lo que habitualmente pensamos.



Cuando cambias la forma de ver las cosas,
las cosas que miras cambian.

Wayne Dyer


Todos los días, la propuesta que tenemos ante nosotros es la misma. Yo pongo delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal. (Deut. 30:15) El bien, con todo lo que ya dije que significa, está frente a nosotros. ¿Por qué la gente no lo disfruta? Por el ego enfermizo del que no se despojan: el cual, los lleva a vivir separados de la Fuente, donde el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la bondad, la benignidad, la fe, la mansedumbre y la templanza están presentes. Esta es la causa de sus conflictos, ansiedad, problemas, enfermedades, aflicción o depresión.


Todos podemos extirparnos la vesícula; pero no el egoísmo, la egolatría o el egocentrismo que llevan a sufrir angustia, desgaste y estrés, al vivir desconectado de la Fuente, negándose a recibir las cosas buenas de quien lo creó, que sólo provee abundancia. Por ello, para quien crea que la escasez es parte de su vida, tendrá abundancia de escasez. Quien piensa en enfermedad, enojo o problemas, tendrá abundancia de lo mismo.


Es importante entonces poner atención a nuestros pensamientos, porque la intención, con la que están cargados es lo que incorporarás a tu vida; y es la forma en que la Fuente siempre responderá a tus pensamientos. Jeremías 6:19 dice: Oye, tierra: Yo traigo el mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos.


Entonces no hables de escasez, enfermedad, de lo que te falta o de forma negativa de ti mismo diciendo: No soy valioso o no puedo. Hablar de esto te lleva a tener como respuesta tu creencia. Jesús lo dijo: Al que cree todo le es posible (Mar. 9:23). Creer, que viene del griego pisteúo; significa darle crédito a algo, ser creyente de ello. La creencia puede ser positiva o negativa; y la Fuente te llevará a hacer realidad estas creencias, porque al que cree, todo le es posible.

El libro de Job, el hombre de la gran paciencia, muestra una frase que lo corrobora. Él dijo: El temor, que me espantaba me ha venido y me ha acontecido lo que yo temía. Job 3:25. Su historia empieza diciendo que era un hombre perfecto y recto, pero la intención de su pensamiento derivada de su temor le hizo creer que podía perder todo, llevándolo a los resultados que no quería.


Su temor no era el miedo natural que es útil para protegernos de un peligro. Era un temor o miedo condicionado que lleva a pensar en enfermedad o carencias, convirtiendo en realidad la creencia.


En Dios todas las cosas son posibles. Por lo tanto, la sabiduría que hay en la intención, debe tener como fin crear la vida que deseamos y lo que sea, requiere crear las condiciones adecuadas en nuestro pensamiento. Porque cuando te impulsa un objetivo elevado, un proyecto extraordinario; las fuerzas latentes que no imaginabas que estuvieran a tu alcance, así como tus facultades y talentos aparecen, descubriendo que eres mejor de lo que habías soñado.


¿Qué necesitas? Incorporar a tu vida condiciones de abundancia, entusiasmo, salud, paz, armonía y plenitud, utilizando el poder de la intención para construir en tu pensamiento esas condiciones. Eres capaz de crearlas, manteniéndote unido a la Fuente con todos sus principios y leyes, y con todo lo que la Fuente es. Y si lo haces, nada saldrá mal, porque Dios nuestra Fuente, sólo quiere nuestro bienestar.


Porque Dios acuerda y procura los deseos o propósitos; de todos y le presta atención a lo que concebido en el pensamiento como un plan (MALO O BUENO) diseñan.

 

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